El acero corrugado es un material fundamental en la construcción moderna, especialmente en la creación de estructuras de hormigón armado. Este tipo de acero se caracteriza por tener resaltes o corrugas en su superficie, lo que mejora significativamente su adherencia con el concreto, contribuyendo a la estabilidad y resistencia de las edificaciones. Se fabrica mediante un proceso de laminado en caliente, donde los lingotes de acero son calentados a altas temperaturas y luego moldeados a través de rodillos para obtener las características corrugas.
El acero corrugado se utiliza principalmente para absorber los esfuerzos de tracción que el hormigón por sí solo no puede soportar, evitando así fisuras y mejorando la durabilidad de la construcción. Su maleabilidad y ductilidad permiten que pueda ser cortado y doblado fácilmente, adaptándose a diversas necesidades estructurales. Además, es un material reutilizable, lo que lo hace una opción sostenible en proyectos de construcción.
Existen varios tipos de acero corrugado, cada uno con características y aplicaciones específicas.
Consiste en una red de barras de acero soldadas entre sí. Se utiliza para reforzar losas y pavimentos, proporcionando una distribución uniforme de las tensiones y evitando la aparición de fisuras.
Utilizadas para reforzar estructuras de concreto armado, estas barras están disponibles en diferentes diámetros y longitudes. Su superficie corrugada asegura una excelente adherencia con el hormigón.
El acero corrugado se emplea extensamente en la construcción de elementos estructurales de concreto armado, como columnas, vigas, y losas. Su capacidad para trabajar conjuntamente con el hormigón permite crear estructuras que pueden soportar grandes cargas y resistir esfuerzos de tracción y compresión.
En proyectos de infraestructura, como puentes y túneles, el acero corrugado es indispensable debido a su alta resistencia y durabilidad. También se utiliza en la construcción de carreteras y pavimentos, donde refuerza el concreto y evita la formación de grietas, asegurando una mayor vida útil de la estructura.
En áreas sísmicas, el acero corrugado es especialmente valioso, ya que su ductilidad permite a las estructuras absorber y disipar la energía sísmica, reduciendo el riesgo de colapso. Además, su maleabilidad facilita la construcción de formas complejas y adaptaciones en sitio, lo que es fundamental en proyectos arquitectónicos innovadores.
El acero corrugado presenta las siguientes características y propiedades: