Las Normas Europeas (EN) son un conjunto de estándares técnicos desarrollados por el Comité Europeo de Normalización (CEN) para garantizar que los productos de acero fabricados en Europa cumplan con criterios de calidad, seguridad, durabilidad y sostenibilidad.
Estas normas regulan la producción de aceros destinados a estructuras metálicas, maquinaria e infraestructuras, abarcando desde la composición química hasta los métodos de ensayo.
La EN 10025 es una norma clave que establece especificaciones técnicas para los aceros estructurales laminados en caliente, desde aceros al carbono hasta aceros de alta resistencia como el S235 y S960, utilizados en estructuras metálicas y puentes.
Estas normas regulan los perfiles huecos formados en caliente (EN 10210) y en frío (EN 10219), garantizando la resistencia estructural y seguridad en la construcción.
Esta norma regula aceros laminados termomecánicamente, diseñados para aplicaciones donde se requiere alta resistencia sin aumentar el peso, como en la construcción de vehículos y puentes.
La EN 10088 regula los aceros inoxidables, esenciales para la industria alimentaria y farmacéutica, donde la resistencia a la corrosión es clave.
Establece los requisitos para los certificados de inspección, fundamentales en proyectos de alta responsabilidad como puentes o rascacielos.
Regula los métodos de prueba para medir la resistencia a la tracción, límite elástico y elongación del acero, garantizando su fiabilidad estructural.
Las normas europeas, como la EN 15804, incluyen criterios para la evaluación del ciclo de vida (LCA) de los productos, asegurando que el acero cumple con los requisitos de sostenibilidad.
Las Normas ASTM son estándares internacionales ampliamente utilizados en la industria del acero para garantizar la durabilidad, resistencia y aptitud de los productos en aplicaciones estructurales e industriales.
La ASTM A36 es una de las normas más comunes en Estados Unidos para aceros estructurales, con una resistencia mínima a la tracción de 250 MPa.
Regula aceros ideales para aplicaciones estructurales que requieren alta resistencia sin incrementar el peso, con gradaciones como el Grado 50.
Establece los requisitos para tubos estructurales, ampliamente usados en la construcción de edificios y aplicaciones industriales.
Las normas EN son más estrictas y están alineadas con las directrices ambientales de la Unión Europea, mientras que las normas ASTM ofrecen mayor flexibilidad y son de consenso voluntario.
Las normas europeas tienden a ser más restrictivas en cuanto a la composición de elementos como el carbono y el fósforo, mientras que las ASTM permiten mayores concentraciones de ciertos elementos.
Las normas EN son más específicas en cuanto a valores mínimos de resistencia a la tracción, como en el S235 y S355, en comparación con el ASTM A36, que tiene una resistencia mínima de 250 MPa.
Aunque existen diferencias en composición química y propiedades mecánicas, es posible establecer equivalencias aproximadas entre ambas normativas.
El EN 10025 S235 es equivalente al ASTM A36, mientras que el S355 es comparable al ASTM A572 Grado 50, aunque con diferencias en sus propiedades.
El EN 10088 (1.4301 y 1.4401) es equivalente a los grados ASTM 304 y ASTM 316, con ligeras variaciones en la composición química.